23 may 2012

Sobre fútbol y pitadas


Se está hablando mucho sobre la relación fútbol-política, que si las pitadas en la final de Copa, que si el reconocimiento de selecciones autonómicas, que si partidos a puerta cerrada, que si el príncipe no debe ir al partido…

Sobre esto se me ocurren muchas cosas, pero me voy a quedar con una o dos ideas.

Lo primero es que nunca se debe suspender un partido o celebrarlo a puerta cerrada porque unos subnormales quieran renegar de la competición a la que juega “su” equipo. Si no les gusta que “su” equipo juegue una competición española tienen dos opciones, conseguir que no la juegue o no ir a verlo. Así de simple. Nunca he entendido, ni entiendo ahora, por qué los nacionalistas son hinchas de equipos que viven de jugar en competiciones nacionales como la liga o la Copa del Rey. Lo lógico sería que renegasen de un equipo que juega tales competiciones. Y cuando un nacionalista radical fue presidente del Barcelona, no sé por qué diablos no retiró al equipo de esas competiciones.

Y en segundo lugar, pero siguiendo con lo mismo, yo reconocería las selecciones autonómicas pero les pondría la condición de que los equipos de esas autonomías no podrían jugar en las competiciones españolas. Al igual que los equipos españoles no pueden jugar en la Premier, ni los italianos en la Bundesliga, los equipos de aquellas autonomías que pretendan tener su propia selección no podrán jugar en la liga española. Que organicen sus propias ligas. Me gustaría ver lo felices que se pondrían los aficionados del Barça al ver a su amado equipo jugar en liga contra el Centre d'Esports L'Hospitalet o la U.E. Castelldefels, y ver la cara de los aficionados del Depor cuando se enfrentasen al Atlético Arteixo, y los del Athletic de Bilbao al jugar contra el C.D. Getxo. Estoy seguro de que serían unas ligas de un altísimo nivel deportivo.

El que no quiera tener nada que ver con España, que no participe, es de pura lógica. Pero, por supuesto, sé que no puedo pedir a los nacionalistas que actúen con lógica, sería forzarles a algo absolutamente contrario a su forma de ser.

Sinceramente, creo que darle importancia a los subnormales que pitan a los símbolos de nuestro país, no es acertado, no habría que hacerles el menor caso. En la final de Copa debería de ponerse el himno a un volumen tal que no se puedan oír los pitos, que empiece a sonar en cuanto el príncipe entre y que, nada más terminar la música, los jugadores se pongan en movimiento para iniciar el partido que es a lo que van. Y, por supuesto, ni un segundo a los imbéciles en la televisión y ni una letra en los diarios, no se lo merecen.

Una última cosa. Se ha criticado mucho a Aguirre por “mezclar la política con el deporte”. ¡¡¿¿Pero es ella quien mezcla política con deporte??!! ¡Anda! Y yo que creía que eran los retrasados nacionalistas.

15 may 2012

Aniversario del 15-M


Se evidencia, dada la “altísima” participación en las concentraciones del movimiento indignado, que la intención de tal asunto fue claramente electoralista. Hace un año se inició un movimiento que obtuvo el inmediato apoyo del partido socialista, que emitió el correspondiente comunicado apoyándolo, y del comunismo que, por medio de Cayo Lara, dijo claramente “Éstos son los nuestros”.

Las intenciones no eran otras que desmovilizar el voto de centro, así como movilizar el voto de los desencantados del zapaterismo para que radicalizaran su posición (si es que se puede ser más radical que los zapateristas) dando el voto a IU.

El fracaso se hizo patente cuando al PP obtuvo mayoría absoluta en unas elecciones cuya campaña electoral se caracterizó por el apoyo mediático que tuvo un movimiento antidemocrático que se llenaba la boca hablando de democracia real. Si hay algo antidemocrático es una asamblea, donde los votos no son secretos y el peso de la mayoría ahoga cualquier discrepancia. Pero hubieron de permanecer allí acampados (mientras hiciese buen tiempo) para no evidenciar demasiado cuál era su plan.

Se hartaron de hablar de modificar el sistema, siempre con la nacionalización en el punto de mira. Hablaron de listas abiertas y de circunscripción única, cuya combinación es inviable ya que si tuviésemos que votar un lista abierta que contemplase la totalidad del territorio nacional tendríamos que marcar 150 crucecitas e una folleto tamaño revista, lo que provocaría que hubiese más votos nulos que válidos. También hicieron sus propuestas económicas, eso sí, las que no eran absolutamente delirantes eran calcadas del sistema soviético.

En fin, que las intenciones del movimiento han quedado claras. Ahora no tiene sentido continuarlo con fuerza, pero interesa que no se muera del todo. Durante los próximos años se celebrarán los aniversarios con cuatro gatos, como el de ahora o puede que con menos aún. Pero se trata de aguantar, aunque sea con lo mínimo, hasta el 2005, momento en que resurgirá con toda su fuerza ya que de nuevo tendrá sentido por la proximidad de unas nuevas elecciones. Y, claro está, de nuevo teledirigido por la izquierda más rancia.

Si en los dos próximos aniversarios hay multitudes ingentes, os permito que me recordéis esta predicción, y si en 2005 no resurge, os dejo que os riais de mis penosas dotes de pitoniso. Pero estoy convencido de que no me voy a equivocar.